miércoles, 23 de enero de 2013

DESARROLLAR LA AUTOEDUCACIÓN


DESARROLLAR LA AUTOEDUCACIÓN
Del libro: Cómo potenciar el autodominio
Por: ©GIUSEPPE ISGRÓ C.

-“Un vínculo se establece entre las personas
que han leído el mismo libro”-
Ralph Waldo Emersón

-“Leer, no para contradecir o invalidar,
ni para creer o dar por sentado,
sino para ponderar y considerar”-
Francis Bacon

-“Yo creo que en el espíritu de los que estudian sucede como en las inundaciones de los ríos, que las aguas al pasar depositan poco a poco las partículas sólidas que traen en disolución, y fertilizan el terreno”-.
Domingo Faustino Sarmiento

-“La biblioteca infinita del universo está en la mente”-.
Vivekananda

-"Cuando leemos una obra, lo importante es la conexión con la fuente de la cual el autor recabó la inspiración; por medio de la cual y por la esfera mental que representa, al margen del conocimiento intelectual que se obtiene, son las intuiciones que van surgiendo en la propia conciencia y la inspiración respectiva que acto seguido se manifiesta como beneficio igual y equivalente, los efectos de mayor trascendencia que intensifican la conciencia cósmica"-.
Giuseppe Isgró C.


La mente tiene tantas áreas que fungen de almacén de conocimiento como diferentes clases de saber existen.
Por tal motivo, toda persona, por medio de múltiples y variadas lecturas, estimula el desarrollo del mayor número posible de áreas de su mente.
La lectura, ensancha y amplía la visión del mundo en que se vive y del universo del cual el planeta tierra forma parte. Con mejor percepción de lo que le rodea, tanto la mujer como el hombre pueden cumplir más eficazmente su misión en la vida.
La lectura es el medio de comunicación con el área de la mente donde se archiva la clase de conocimiento que se está leyendo y abre la puerta para guardar los nuevos y en cuyo proceso se tiene la oportunidad de leer y observar el que se encuentra allí acumulado, mientras permanezca abierta, por lo cual surgen nuevas ideas y cada quien se percata de que fluye un nuevo conocimiento que, a veces, se desconoce de donde se ha “aprehendido”.
Pero, el estudio de temas determinados permite establecer contacto con las áreas mentales del autor y las de quienes participan en la ecología mental, en esa esfera perceptiva, cuya sintonía abre una perspectiva mayor a los canales de la propia, para que fluya el conocimiento de las mentes afines, -por vía de la percepción psico-sensorial-, con las cuales la potencia psico-espiritual de cada quien permite sintonizar.
La lectura amplia y variada representa el elemento fundamental para el desarrollo espiritual e intelectual del ser humano.
En las actuales condiciones de la vida moderna, es preciso desarrollar más y mejor las facultades mentales, siendo el recurso más asequible el de la lectura.
Es necesario una activa reeducación personal, enfocando, periódicamente, la propia atención hacia aquellos elementos que son indispensables para el logro de una personalidad dinámica y la perfección de los conocimientos que permitan la evolución del ser.
Se vive en un mundo que avanza sin pararse, alcanzando, cada vez, niveles evolutivos más elevados, por lo cual, para cumplir con la más sublime condición de seres pensantes y optimizar el cumplimiento del rol asignado por el orden cósmico, es conveniente conocerse más y mejor y compenetrarse con las leyes que rigen el universo y el fin último en el planeta tierra y en el cosmos.
Cada persona, en la búsqueda de ese conocimiento gradual, emplea toda su existencia, en cada ciclo evolutivo. La lectura y la investigación son los medios indispensables para la satisfacción de la necesidad que representa un mayor desarrollo cultural e intelectual y una visión más amplia del ser humano en la naturaleza.
¿Qué hace la lectura? Se verá a continuación.
El cerebro está formado por lo menos ochenta mil millones de células llamadas neuronas, las cuales forman los diferentes centros direccionales –psico-espirituales- del mismo. Ellos constituyen el mecanismo de control mediante el cual un ente denominado espíritu desarrolla las funciones que caracterizan a la persona como ser pensante y racional. Entre el espíritu y el cerebro –y el cuerpo físico en general- existe un ente intermedio denominado alma –o periespiritu-, que enlaza a ambos, y que constituye el verdadero ordenador mental –computadora- y a la vez es el archivo espiritual del ser, donde se recogen sus experiencias de múltiples ciclos de vidas, El cerebro representa el instrumento físico y centro de control receptor-emisor mediante el cual se interactúa con el mundo material. Empero, el gran disco duro de la memoria, -como archivo psico-espiritual-, lo constituye el alma, que conserva, en el eterno presente, el caudal de conocimientos acumulados en el tiempo.
Al abordar, cada persona, los diferentes campos del conocimiento, desarrolla, activamente, a las áreas que lo procesan, lo cual, la hacen más grande mentalmente no sólo por el caudal adquirido, sino por lo que el desarrollo en sí representa.
Mientras mayor sea el número de temas de estudio abordados, en igual cantidad se activan las áreas del cerebro –y de la conciencia-, cuya interrelación amplía la visión existencial y cósmica; permite, a la vez, la sintonía con dichas fuentes cognoscitivas y abre los canales correspondientes de la ecología mental de la cual fluyen nuevas ideas de acuerdo a las inquietudes de los tiempos y por la ley de asociación, cada nuevo conocimiento, generando, intuitiva e inspirativamente, estimula otros análogos, como una manera de iniciación espiritual.
Por la ley cósmica, el ser, -espíritu, alma y cuerpo- pide más de lo que se le da; mientras más se lee, se incrementa el deseo –y la capacidad- de hacerlo, por lo cual, a la vez que se lleva a cabo con mayor facilidad, proporciona estímulos más abundantes con satisfacción equivalente.
La lectura significa, para la mente, -espíritu, alma y cerebro-, lo que la gimnasia para el resto del organismo. El ejercicio revitaliza los órganos, aumentando, éstos, la capacidad para su funcionamiento óptimo. La manera de mantener activas y llenas de vitalidad a las neuronas cerebrales y todo el aparato –ordenador-, psico-espiritual, es mediante un período de una hora de lectura dinámica, reflexiva y meditativa, como mínimo.
Fórjate el hábito de leer una hora diaria y verás como, además de mantener vigorosas tus neuronas y los diferentes centros direccionales y psico-cognoscitivos de la mente, contribuyes, además de la adquisición de una personalidad dinámica, a desarrollar, activamente, la facultad de la imaginación sintética y creativa, es decir, con la primera, a interrelacionar diferentes aspectos de la realidad para innovar, o crear, nuevas aplicaciones de bienes o servicios; y, la segunda, para crear nuevos bienes y servicios conectándo con la Inteligencia Infinita, sin hacer uso de un conocimiento preexistente, facultad ésta que, al igual que los grandes genios, en estado potencial y en diferentes grados, la poseen todas las personas.
León Denis, decía: -“Es bueno vivir en contacto, por el pensamiento, con los escritores de talento, con los autores grandes de todos los tiempos y de todos los países, leyendo, meditando sus obras, impregna todo nuestro ser con la sustancia de su “espíritu”. Las radiaciones de su pensamiento despertarán en nosotros efectos semejantes y atraerán a la larga modificaciones de nuestro carácter por la naturaleza misma de las impresiones percibidas”-.
En el ser humano está latente la necesidad de una mayor preparación cultural y el desarrollo activo y continuo de su personalidad. El medio asequible es la lectura, la cual enriquece, gradualmente, la propia naturaleza humana a un nivel más alto de evolución y perfección.

¿CÓMO ORIENTAR EL PROGRAMA DE AUTO-EDUCACIÓN?

Ve cuales son las áreas prioritarias de desarrollo del país en que vives y prepárate en una carrera en cuyos servicios, además de dar tu aporte, aseguras tu éxito económico y satisfacción profesional.
A nivel de empresa, observa en que área fundamental puedes dar tu mejor cooperación, satisfaciendo necesidades y prepárate, desarrollándote, en ese sentido.
En lo personal, estudia tus carencias y aptitudes; optimizas estas últimas y transmuta, las primeras, mediante una estrategia situacional. Tanto unas como las otras imprimen un sentido direccional a tu vida. Por una parte constituyen la suma existencial de tu pasado y, por la otra, la dirección en que debes capitalizar el presente y el futuro.
Lee las biografías de los grandes seres, en loa cuales encontrarás la respuesta a muchas de las inquietudes que ocupan tu mente, a la vez que imprimen el sello modelador de los grandes genios a tu personalidad. Ten presente que tus lecturas reflejan quien realmente eres.
Entre las fuentes que es preciso incluir en un plan de lectura, se encuentran:
1. La hindú, como los Vedas, las leyes de Manú, los Upanishads, el Mahabharata, el Bagavad Gita –que conforma el sexto capítulo del anterior-, obras relativas al Jainismo, los aforismos de Patanjali, las enseñanas de Sidharta Gautama, y otras obras más recientes; las enseñanzas Zen, las de Bodhidharma; las obras de Vivekananda, Yogananda, Autobiografía de Gandhi, y otras.
2. La china: Los cinco libros de Confucio, el Tao te king, de Lao Tse; el I Ching, -o Libro de las mutaciones, de Fo Shi, y ampliado por el Rey Weng y su hijo duque de Chou, y Confucio y sus discípulos, -uno de los libros más extraordinarios de la antigüedad; Política del amor universal, de Mo Ti; El arte de la política, de Zi Han Fei; El Secreto y el Sublime, de John Blofeld, el Soplo Divino, de Maspero y otros.
3. La griega: Las obras de Homero –Demodoco-, es decir: La Íliada y la Odisea; Los aforismos de los siete sabios, Los versos de oro, de Pitágoras, Los nueve libros de Herodoto, todas las obras de Platón, Aristóteles, Demetrio de Falereo, los elementos de Geometría, de Euclides, Las vidas paralelas y Moralia, de Plutarco, el Manual y los aforismos, de Epicteto.
4. La Neoplatónica: Anmonio Saccas, Plotino, Porfirio, etcétera.
5. La latina: Las obras de Cicerón, Séneca, Marco Aurelio, Julio Cesar, Horacio, Ovidio, Apuleyo, la Codificación del Derecho Romano, etcétera.
6. La egipcia: La salida del alma a la luz del día,-Libro Egipcio de los muertos-, el Corpus hermeticum, de Hermes Trismegisto, entre otros.
7. La persa: El Zend Avesta, de Zoroastro, etc.
8. La árabe: El Corán, de Mahoma, y todas las obras sufíes, de Abulabás Ben Alarif de Almería, Ibn Arabi, Rumi, Ibn Jaldun, etc.
9. Los clásicos de todas las épocas, italianos, ingleses, castellanos, franceses, etcétera y de todas las áreas del saber humano: literatura, economía, gerencia moderna, filosofía, psicología, pedagogía, arte, Homeopatía, etc.
10. Espiritismo, Parapsicología, Reencarnación: Esta es el área de mayor relevancia para el conocimiento del ser, de la vida y del universo: Obras, de: Allan Kardec, León Denis, Gabriel Delanne, Victor Hugo, Arthur Conan Doyle, Joaquín Trincado, Amalia Domingo Soler, Ernesto Bozzano, Camilo Flamarión, Oliver Lodge, F. Myers, Gaston De Bonis, Manuel S. Porteiro, Charles Richet, Gustavo Geley, Eugene de Osty, Cosme Mariño, Rodolfo Benavides, Manuel Matos Romero, Jon Aizpurua, Joseph B. Rhine, Ian Stevenson, Ugo Déttore, Máximo Inardi, Giorgio Di Simone, Hernani Guimarâes Andrades, etc.
11. Ocultismo, Cábala, Teosofía, Antroposofía, etc., entre cuyos autores se sugiere: Madame Blavasky, Anne Besant, C. Jinarajadasa, Rudolf Steiner, Dion Fortune, Gerard Encausse (Papus), Eliphas Levi, Stanislas De Guaita, Oswald Wirth, Louis Claude de San Martin, Franz Hartmann, Henri Durville, etc.
12. Literatura de auto-superación: Napoleón Hill, William James, José Ingeniero, Og Mandino, Carl Rogers, Ralph Waldo Emerson, Abraham Maslow, Orison Swet Marden, Ralph Waldo Trine, Prentice Mulford, Paul C. Jagot, Dale Carnegie, José Silva, Robert Stone, etc.
13. Clásicos latinoamericanos: Los historiadores de Indias, el Popol Vuh, Garcilaso de la Vega, -el Inca-, Andrés Bello, Alfonso Reyes, Juan Montalvo, José Martí, Rubén Darío, Gabriela Mistral, Octavio Paz, Arturo Uslar Pietri, Mariano Picón Salas, Rómulo Betancourt, Rafael Caldera, Luis Beltrán Prieto Figueroa, las Memorias de O´Leary, Amado Nervo, Pedro Henriquez Ureña, Jorge Luis Borges, José Enrique Rodó, Gabriel García Márquez, etc.
14. Obras de divulgación científica, y las principales en todas las áreas del propio interés.
-“Dediquemonos, -decía León Denis- a obras más sustanciales, a todo lo que pueda ilustrarnos acerca de las leyes profundas de la vida y facilitar nuestra evolución. Poco a poco se edificará en nosotros una inteligencia, una conciencia más fuerte, y nuestro cuerpo fluídico se iluminará con los reflejos de un pensamiento alto y puro”-.
Estudia sin límites aquellas áreas del saber universal que más inquieten tu ser interior. Desarrolla un programa para escribir cien tesis sobre temas diferentes. Imponte el objetivo de dar, periódicamente, una conferencia como un ejercicio intelectual y observarás como la mejor manera de aprender es enseñando.
Adopta el método de leer de lunes a jueves solamente obras relativas a tu actividad profesional y dejar para los viernes, sábados y domingos las lecturas de contenido general.
Fórjate una cultura sólida para tener ideas propias.
Existen, aún hoy en día, grupos de diferentes índoles, político, espiritual, socio-económicos, etcétera, que están trabajando, a nivel mundial, en ayudar a desarrollar a la humanidad en la visión real de su gran destino en el planeta tierra y en la totalidad del inmenso universo del cual formamos parte; y siguen aportando la información fidedigna a tan loables objetivos.
Por ejemplo, actualmente, en el año 2007, existen más de cinco mil casos científicamente comprobados de reencarnación por los más prestigiosas universidades y preclaros investigadores. En breve tiempo, surgirá un comité mundial, con facultades suficientes, para instituir la respectiva corrección en que, en el pasado han incurrido los diversos grupos de espiritualidad -y los pocos que aún pudiesen mantener algunos de dichos errores-, los cuales datan desde el primer concilio de Nicea, en el año 325 –d.n.e-., en el cual se elevó la figura del hermano Jesús de Nazareth a categoría divina, con la excepción del ilustre Ario y sus seguidores, que calificaron ese hecho como de aberración histórica; y a partir de ahí se tergiversó la verdad y los textos de los antiguos filósofos, de los cuales se salvaron algunos gracias a los traductores árabes, por quienes podemos leer hoy a Platón, Aristóteles, Plotino, etcétera.
Hoy en días, en el mundo occidental, millones de personas creen, erróneamente, que el hermano Jesús de Narazreth, es Dios. Ellas, esperan que este error sea corregido. Por eso, es preciso divulgar en mayor grado todo lo relativo a las leyes cósmicas, entre ellas la ley de reencarnación y la ley del karma, para que sirvan de guía en las propias acciones y se pueda orientar la existencia hacia el verdadero destino de la humanidad. Tengo el convencimiento de que, si toda persona supiese que, por la ley de causa y efecto, cosecha lo que siembra de que, paga, oportunamente, todo lo que sus acciones generan, su conducta seria ejemplar. Incluyendo, los propios pensamientos, por la ley de atracción, crean en la propia vida, las condiciones análogas a lo pensado.
Al prender la luz en la conciencia humana, la oscuridad se evacuará por sí sola.
Cuando esos millones de personas que ahora trabajan como hormiguitas, en los diversos grupos, lo hagan para divulgar –en mayor grado- la verdad universal, la humanidad adelantará a pasos agigantados.
Son tiempos de luz; etapas de esplendor inimaginable esperan a la humanidad del planeta tierra; los valores universales guían el progreso hacia nuevos estados de conciencia y realizaciones.
Es propicio elaborar el nuevo contrato social acorde con los tiempos que corren.
La persona preparada adecuadamente, con una visión universal de la vida, es libre, condición necesaria para forjarse voluntariamente los objetivos acordes a las nuevas fases evolutivas.
Se observa el incremento de líderes genuinos en todas las áreas de la actividad humana. Emergen, nuevamente, en cada época, conductores de la talla de Moisés, Homero, Solón, Pitágoras, Sidharta Gautama, Lao Tse, Confucio, Sócrates, Platón, Aristóteles, Alejandro Magno, Séneca, Cicerón, Plutarco, Marco Aurelio, Mahoma, Saladino, Rumi, Ibn Arabi, Dante, Leonardo da Vinci, Cervantes, Allan Kardec, Victor Hugo, Samuel Hahnemann, Cagliostro, Bolívar, Bello, Mozart, Beethoven, Concepción Arenal, Amalia Domingo Soler, Edisón, León Denis, Tagore, Gandhi, y miles más, capaces que señalar los nuevos caminos para la auténtica emancipación de la humanidad, sustituyendo antiguos modelos por otros cuyo elemento más valioso lo constituya el ser humano. Es un ciclo histórico que se repite en la espiral evolutiva; señalan el camino hacia la siguiente etapa de progreso, en la cual desenvolverse.
Desarrolla una personalidad dinámica y agradable. Alcanza la excelencia y la efectividad en todas tus actividades.
Cultiva la generosidad y comprométete en una obra altruista y de utilidad social. Ten presente que para recibir, primero hay que dar. Cultiva el poder del amor, de la sabiduría y de la sana y positiva humildad o sencillez.
Aspira al bienestar que produce la riqueza integral. Haz de la lectura tu instrumento para la realización personal y el dominio de la vida.

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La lectura es una activa y continua conversación con la gente más sabia de todos los tiempos y países. La influencia positiva que los escritores ejercen sobre quienes leen sus obras es tangible y palpable desde el primer contacto. Un solo libro puede transformar la vida de millones de personas, en diferentes naciones, durante generaciones o siglos.
Se observa, fácilmente, como en las personas cultivadas mediante hábitos activos de lectura, su personalidad se va desarrollando constantemente, y, con el pasar de los años, su presencia física va embelleciéndose, tal como se desprende de los análisis efectuados de la secuencia de fotos, a partir de cierta edad.
De igual manera, con el estudio, todas las facultades mentales mejoran con el pasar del tiempo. Por eso, se ve como en la edad madura la capacidad de hacer más con menor esfuerzo y tiempo es una condición natural, lo cual se potencia, óptimamente, con la amplia y variada lectura, que incrementa, además, la visión de la vida, característica esencial para convertirse en líder.
Cuando se leen las obras de grandes escritores y escritoras y se compara el contenido de sus escritos en las diversas etapas de su vida, se va observando como el efecto de la lectura va modelando, gradualmente, la profundidad de su pensamiento, fruto del alimento constante recibido con su contacto asiduo con las obras de todos los tiempos y épocas. Los primeros poemas del siciliano Salvatore Guasimodo, Premio Nóbel de literatura, no dicen mucho, salvo el reflejo del talento poético potencial; empero, cuando profundizó en el cultivo de los clásicos griegos, latinos y otros, se va viendo como se perfila el pensador profundo, el verdadero Guasimodo, alimentado por la sabiduría de los maestros universales.
Quienes han alcanzado un excelente nivel como intelectuales, relatan que, desde temprana edad, se abocaron a la lectura, sobre todo de los clásicos universales. Gabriel García Márquez, sistemáticamente los fue leyendo, todos, obra tras obra, sin dejar de lado, al inicio, el Amadís de Gaula. De igual manera hizo Arturo Uslar Pietri, quien hasta las dos obras clásicas de Bufalo Bill, -masón ilustre y héroe legendario del oeste americano- incluyó en sus tempranas lecturas, pasando por el análisis de los grandes valores humanos y universales, como lo denotan sus diferentes obras.
La biblioteca de Alfonso Reyes, conservada en la Capilla Alfonsina, en México, permite ver como abordó, en profundidad, una extensa variedad de temas, como se aprecia en los veintiséis tomos de sus obras completas, que recogen, poco más o menos, sus 155 libros, llegando a ser uno de los escritores iberoamericanos más universales del siglo XX.
Gran lector fue Francisco de Miranda, -el Precursor de la Independencia Latinoamericana y uno de los personajes más extraordinarios nacidos en el siglo XVIII-, cuya biblioteca londinense era de tal magnitud que contenía una selección de las obras más importantes, en casi todas las áreas del saber humano.
Andrés Bello, -el primer humanista de América-, no dejó tema alguno sin estudiar, como se observa en los 24 volúmenes de sus obras completas. El maestro Bello es uno de los más grandes paradigmas y la mejor guía para orientar un programa efectivo de lectura y de estudios con enfoque integral. Su libro sobre Critica Literaria es una de las mejores síntesis de la literatura universal.
Lector profundo fue Simón Bolívar; es factible imaginar cuanto libros habrá leído durante sus largas travesías, en sus ratos de descanso, o mientras cabalgaba; siempre les acompañaban obras como Las Guerras de las Galias, de Julio César, entre otras; muchas de las cuales comentaba con su brillante Edecán, Daniel Florencio O´Leary, a su vez cultivado, en alto grado, en el arte de la lectura.
Es fácil prever como los excelentes hábitos de lectura han formado a los grandes líderes, pensadores, científicos etcétera, de todos los tiempos. La biblioteca de Tomás Alva Edison albergaba, en sus estantes, más de 60.000 volúmenes en todas las áreas de su interés y estaba suscrito a las revistas más importantes de su época, a nivel mundial.
La biblioteca de Antonio Cánovas del Castillo, -gran estadista e historiador español del siglo XIX-, contenía 35.000 volúmenes, con gran contenido de obras de Derecho, Historia, Economía, Política y de los Clásicos, etcétera. Sin duda, tan amplias y variadas lecturas le proporcionaron esa profunda visión que le convirtieron en uno de los personajes más admirables de su época.
Otra de las ventajas de la lectura diaria es que permite ejercitar un área cerebral diferente de la usada durante el día, aportando verdadero descanso, por cuanto la mejor manera de reposar es pasando de una actividad a otra, con lo cual se utilizan diferentes departamentos mentales.
Con la lectura variada se van usando nuevas áreas de la mente –a nivel físico, anímico y espiritual-, que va activan otros centros direccionales evitando el desgaste de una sola.
Las nuevas investigaciones sugerirán, cada vez más, que cada cierto tiempo las personas deberán interesarse por un nuevo tema del saber humano, como medio de utilizar diferentes áreas de su mente –espíritu, alma y cerebro- ya que cada sector es un comando, un centro de control-direccional, un departamento o archivo, -y un canal del conocimiento universal-, por lo cual, mientras mayor número se empleen, se proporciona más descanso, respectivamente; así como, un más elevado desarrollo de la personalidad y una gran diversidad de alternativas que, de alguna manera, por medio de la lectura variada, se logra un efecto de longevidad, con pleno uso de las propias facultades como es fácil observarlo en las personas intelectuales con hábitos activos de estudio.
Se comprende fácilmente que, al mantenerse vivas, y activas, las neuronas, por el ejercicio de la lectura, se alarga en algún grado la vida, sobre todo con pleno uso, y goce, de las facultades mentales, como beneficio colateral.
Por supuesto, aparte de la cantidad, aquí lo importante es la calidad de la lectura, como medio de mejorar la excelencia existencial; lo cual se va logrando en la misma proporción en que se va estableciendo contacto con los escritores y escritoras importantes de todo tiempo y país, por la visión que genera, por la plenitud y vivencia que permite, así como por el placer y la emoción de reposar, -meditando-, en compañía de los grandes seres y temas del pensamiento universal.
La lectura tiene una enorme cantidad de objetivos, como son, por ejemplo: placer; trabajo-investigación; para el desarrollo profesional; estimulante, para el auto-cultivo de la personalidad; etcétera; pero, en cada una de ellas hay que llevar a cabo una rigurosa selección, para optimizar los resultados.
Leer permite cultivar la amistad de Homero, Pitágoras, Sidharta Gautama, Pantajali, Platón, Sócrates, Aristóteles, Confucio, Lao Tse, Esopo, Cicerón, Apolonio de Tiana, Jesús de Nazareth, Séneca, Plutarco, Epicteto, Marco Aurelio, Plotino, Marsilio Ficino, Giordano Bruno, Simón Bolívar, Andrés Bello, Amado Nervo, Johann W. Goethe, Alfonso Reyes, José Martí, Octavio Paz, Luigi Pirandello, Mahoma, Víctor Hugo, Allan Kardec, Alexis Carrel, José Ingenieros, Amalia Domingo Soler, León Denis, Ralph Waldo Emersón, Dante, Rumi, Abulabás Ben Alarif de Almería, Ibn Arabi, Maimónides, Averróes, Napoleón Hill, Cervantes, Cagliostro, etcétera, y pasar largas horas en su grata compañía, conociendo íntimamente sus pensamientos, lo que ocupó sus mentes , sus experiencias, actitudes frente a la vida y a los acontecimientos, etcétera, el conocimiento acumulado hasta su respectiva época, las inquietudes de los tiempos que percibieron, la visión del futuro tal como la tuvieron; y, permite, a la vez, retomar el hilo de la Gran Conversación, en el nivel en que ellos la dejaron, continuándola, -en la concepción de Mortimer J. Adler-, y ser un eslabón activo, y, gradualmente, convertirse en un factor decisivo en el Quehacer Cósmico, cuya opinión importe consultar, por la profunda y sabia comprensión del entorno universal.
También en la lectura puede aplicarse una variante de la Ley de Pareto. El 20% de todos los libros escritos –y conservados- representa el 80% de lo que realmente vale el esfuerzo de leer, y conocer su contenido.
Haz una selección de 100 obras maestras del pensamiento universal, cuya lectura y estudio, por sí solas, proporcionarán la visión integral suficiente que, dejando de lado todas las demás, se habrá leído, verdaderamente, lo más importante del saber de todos los tiempos y países; cuya relectura ocupará gran parte de la existencia humana, ya que, al final, después de leer miles de ejemplares, cada persona encuentra que, los libros que realmente vale la pena leer, -una y otra vez-, se puede concentrar en un centenar. Un buen ejercicio es, el de imaginar si hubiera que quedarse sólo con diez, cinco o tres libros, ¿cuáles escogería cada quién?; y, si habría que hacerlo con uno, ¿cuál?
Por mi parte, lector o lectora, si tuviese que quedarme con un solo libro, me quedaría con la Odisea, de Homero, -o, mejor dicho, de Demodoco-. Homero, es el maestro en cuyas obras se inspiraron muchas generaciones de jóvenes griegos, emulando las virtudes heroicas en acción, en todos los actos de la vida humana, contribuyendo a gestar la edad de oro griega. Ha sido la fuente de inspiración de todos los grandes pensadores desde su tiempo hasta nuestra época; entre ellos Solón, Pitágoras, Sócrates, Platón, Aristóteles, Alejandro Magno, Plutarco, Dión de Prusa, Petrarca, Cervantes y Goethe, sólo por nombrar algunos. La Odisea, aparte de un conocimiento preciso de la historia y los valores universales, contiene una magnífica descripción de la interrelación del mundo espiritual con el material, que es preciso analizar más a fondo.
Si fuesen tres, además de la Odisea, elegiría las obras completas de Platón –y si hubiese que ser mas preciso, de toda la obra de Platón me quedaría con el Fedón-, y la tercera, El libro de los Espíritus, de Allan Kardec. Platón, es el filósofo de mayor prestigio de la historia; es de lectura esencial. Y, con El libro de los Espíritus, se inicia una etapa de luz para la humanidad, siendo, en el mundo occidental, a partir del siglo XIX, un pionero sobre el tema de la Reencarnación, -o pluralidad de existencias-; la interrelación entre el mundo espiritual con el material; así como aporta una percepción amplía del universo que abre una perspectiva que va más allá de los estrechos límites del minúsculo planeta tierra, es decir: pluralidad de mundos habitados; describe, con maestría, las leyes fundamentales de la vida. Estas tres obras constituyen un trípode sobre el cual se puede sustentar la existencia humana como una sólida base en la cual erigir el edificio del propio desarrollo.
La cuarta obra, dentro de las diez, son Los cinco libros de Confucio; es uno de los más profundos maestros de todos los tiempos, equiparable a Sócrates.
El quinto de mi selección, es el I Ching, -o el libro de las mutaciones. Uno de los más extraordinarios libros de la antigüedad.
El sexto: El tao te ching, de Lao Tse.
El séptimo: El Corán, de Mahoma.
El octavo: Los ensayos, de Séneca.
El noveno: Las vidas paralelas, de Plutarco.
El décimo: Don Quijote de la Mancha, de Cervantes.
Quizá, el lector -o la lectora- se pregunte cuáles serían las diez obras maestras que podría sugerirle de autores del siglo XX, por lo cual, a continuación las dejamos anotadas:
1. La incógnita del hombre: de Alexis Carrel
2. El sendero secreto, de Paul Brunton
3. Piense y hágase rico: de Napoleón Hill.
4. Las fuerzas morales: de José Ingenieros.
5. El poder de la voluntad: de Paul C. Jagot
6. El problema del ser y del destino: León Denis
7. La Gerencia: de Peter Drucker.
8. Veinte casos de reencarnación comprobados: de Ian Stevenson
9. Cómo ganar amigos: de Dale Carnegie
10. La universidad del éxito: de Og Mandino.
Lea, el lector o la lectora, cada una de estas veinte obras, con análisis reflexivo y meditando a fondo su contenido; observará, fácilmente, el porque de la elección. 
Empero, nuestra sugerencia es que la persona elija cien obras maestras; -al final, el autor presenta una lista de 200 libros sugeridos, entre los cuales hacer la propia selección, al margen de que se puedan elegir otras obras fuera de las allí descritas, que se hace únicamente a título de ejemplo y guía.
Con un buen programa diario, con un promedio de 10 obras anuales, como mínimo, en solo diez años, se habrán leído las cien obras maestras indispensables que deben ser lectura obligatoria de toda persona intelectual, que le proporcionen una visión universal de la vida.
La capacidad normal de lectura varía desde dos libros semanales hasta uno mensual, salvo casos excepcionales, como el de Jacques Bergier, -uno de los dos autores de El Retorno de los Brujos, obra que, en 1959, marcó el inicio del realismo fantástico-, quien en cinco horas, diariamente, leía, en ocho idiomas, un promedio de cuatro a cinco libros, tres revistas y cinco o seis periódicos.
El placer de leer, es como saborear los alimentos; cada lector –o lectora- tiene su ritmo; es preciso encontrar el propio; pero, recuerda, nadie te está apurando, tómate tu tiempo y disfruta tu período diario de lectura, de ser posible escuchando música clásica de Beethoven, Mozart, Chopin, Paganini, Vivaldi, Wagner, Bach, Segovia, y otros maestros de tu preferencia, con lo cual se alcanzan niveles profundos, y creativos, de conciencia y comprensión.
Con el tiempo, la capacidad de leer mejora integralmente, y el gusto, -y la experiencia-, también.
La guía infalible es la prueba del tiempo que deja intactos a los clásicos inmortales.
Esta extraordinaria y gratificante aventura cósmica empieza con la lectura del primero de los cien libros, que ahora mismo anotas en tu programas personal, experimentando, inmediatamente, el más enriquecedor sentimiento de auto-realización. Con persistencia llegas a tu sublime meta.

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Existe un aspecto de gran interés relativo a la lectura que es preciso tener en cuenta. Al leerse un libro, es probable que, en forma inmediata, al tratar de recordar el contenido de lo que se ha leído, pese al respectivo esfuerzo, sólo pueda recordarse una parte y a veces mínima. Empero, en los días siguientes, y cuando menos se piensa en ello, comienzan a recordarse aspectos de lo leído y van surgiendo ideas adicionales al respecto, como una meditación espontánea y natural. La persona, generalmente, suele recrearse, mentalmente, con los recuerdos y/o imágenes que van emergiendo en la pantalla mental.
¿Qué es lo que ha ocurrido o suele ocurrir en estos casos? Al terminar la lectura del libro o del respectivo capítulo a que hace referencia el recuerdo, la mente busca los contenidos mentales de las informaciones o conocimientos objeto de la lectura, ya no en el libro, en forma objetiva, sino hacia dentro, en forma subjetiva, es decir, en la memoria. Realmente, ¿dónde reside la memoria? La memoria, contrariamente a lo que se piensa, no está archivada en el cerebro físico, quien únicamente cumple funciones de receptor, sino, en el archivo espiritual del alma, -periespíritu o cuerpo psíquico- , que es el verdadero asiento de la misma. Al terminar la lectura y pasar la mente objetiva a pensar en otras cosas, ésta queda desenfocada del mismo y en los momentos en que la mente subjetiva –o psiconsciente, o el espíritu-, se emancipa de la materia, por la elasticidad del alma, queda en libertad para reflexionar sobre el contenido de lo que ha leído, revisando la información registrada en el alma, la cual aflora fácilmente a su visión o percepción espiritual, cuya revisión funge de sintonía con el tema y el espíritu, en ese estado de emancipación, amplía la percepción buscando el conocimiento sobre el mismo tema en cualquier archivo espiritual en que se encuentre, donde, por telepatía –es decir, lectura de contenidos mentales- copia toda la información que precisa, la cual, como ese proceso se lleva a cabo en estado de vigilia, es decir, despierto, empero, abstraído de la materia o en recogimiento interior, en el cual se encuentra en un estado fronterizo de conciencia, donde, lo que va percibiendo en estado de emancipación lo va registrando a nivel de conciencia objetiva, lo cual, ya, pasa a recordar objetivamente.
Dentro del mismo proceso, podría ocurrir que, en vez de ser el mismo espíritu de la persona que, emancipado mediante la facultad de desdoblamiento, sean espíritus afines, guías o protectores, que, por la afinidad de ideas en las cuales se está reflexionando, se proyectan al lugar en que la persona se encuentra, y por telepatía, intuición o visión clarividente, le inspiren ideas a ampliaciones relativa al área de conocimiento sobre cuyo tema, la persona, ha leído.
Prácticamente, la lectura, como elemento dinámico de percepción de conocimiento, conecta la mente del lector, con todas las fuentes en las cuales se encuentra archivado, en las múltiples esferas mentales –o evolutivas- a las cuales su propio progreso le permita acceder.
Es por eso que, el cultivo de un área determinada del saber universal, permite acceder a la mente del autor del tema tratado en conexión con la mente de todos los lectores del mismo tema y de todos los autores que lo han tratado, pero, no solo de la época en que el autor lo estudió y plasmó en su obra, sino, se llega a percibir, vía psiconsciente, todo el progreso que sobre el mismo tema ha alcanzado ese mismo autor y las respectivas esferas mentales que han tratado el mismo tema a partir de ese momento hasta el instante en que la persona lee el libro y acto seguido experimente este tipo de evocación mental.
Este proceso de percepción psico-espiritual realmente es fantástico, cuya conciencia del mecanismo operativo permite acceder a una fuente universal de conocimiento, sin límites de ninguna naturaleza, dentro de los propios niveles de desenvolvimiento, en cada etapa evolutiva.
Este proceso -y el mecanismo inherente- es el mismo que se utiliza en la intuición, en la inspiración y en la meditación, así como en cualesquiera otras manifestaciones de las facultades espirituales.
Es decir, la lectura estimula, paralelamente, el proceso de percepción extra-sensorial en cualesquiera de sus formas o variantes de expresión: telepatía, clarividencia, retro-cognición, precognición, intuición, inspiración, voz interior, percepción táctil, olfativa y gustativa, imaginación creativa o sintética, expresión psico-cinética, es decir de incitación a la acción o al reposo.
Lectura meditativa o reflexiva es importante en la adquisición de una cultura de corte universal, bien sea en vertiente clásica o en la profesional.
Adelante.

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