miércoles, 27 de marzo de 2019

PERDONAR PARA LIBERARSE


PERDONAR PARA LIBERARSE

©Giuseppe Isgró C.
Del libro: Cómo potenciar el Autodominio


Olvida la felicidad perdida; disfruta de la que aún queda; expresa, sabiamente, un aforismo del Libro de las Mutaciones, -el I Ching-.
Por qué reaccionar con violencia, si del mal recibido vendrán compensaciones y del hecho se deberán pagar sus consecuencias?
En cierta ocasión, el rey Felipe de Macedonia, fue tratado con insolencia por un miembro de la comisión griega. Al solicitarle, el público presente, que lo castigara, él contestó: -“Quien se insolenta de esa manera se demuestra inferior al ofendido y el que, pudiendo castigar, perdona, superior al ofensor”-.
Las personas que dejan de vaciarse de sentimientos afectados por la acción ajena impiden que la copa de la vida se llene de la felicidad que aún queda por disfrutar.
El poder del perdón es una ley universal poderosa que proporciona resultados. Hay que perdonar mentalmente a quienes de una u otra forma han proporcionado perjuicio, -tomando todas las precauciones para que, si te abofetearon una mejilla, de alejar lo suficiente la otra, para evitar que le ocurra lo mismo, salvo aquellos casos en que, siguiendo las enseñanzas del Maestro del Amor, Jesús de Nazareth-, poner la otra mejilla constituya la mejor lección moral que pueda impartirse, cuyo acto de valentía, y fortaleza, lleva a tomar pleno dominio de la situación. De esta manera, se permite que la Ley de Compensación actúe. (O, la humana, si tal es el caso).
Enviar pensamientos de luz, amor, amistad, perdón y comprensión a personas con mentes poco abiertas genera resultados prodigiosos a la vez que se crea un círculo protector que mantiene inmune, a la persona que los emite, de ondas mentales menos positivas.
Hay que permanecer mentalmente libre y la ley del perdón ayuda a hacerlo. La única manera de liberarse es liberando.
El acto de perdonar, independientemente de cual haya sido la falta, -como disciplina mental o filosofía de vida-, a veces cuesta aceptarlo, empero, ayuda a ver las nuevas puertas que se abren donde se cerró una. Es la ley de compensación que actúa si se deja de obstaculizar su curso.
El perdón aporta descanso, paz, tranquilidad, salud, armonía, luz, amor, abundancia de dones, felicidad y, lo más importante, permite estar en paz con la propia conciencia, juez severo e inflexible.
Aplicando el perdón, por una ley cósmica, se obliga a ser perdonado, a su vez, por cuanto, la ley de compensación actúa libremente, nivelando las situaciones de la mejor manera posible.
Por último, recuerda auto-perdonarte. Eres mejor de lo que crees!
* *
Un aforismo de Joaquín Trincado, expresa: -“Si odias, tendrá que amar”-.
La Ley Cósmica, obliga a las personas que dejan de liberarse de esos sentimientos ajenos a la armonía a nacer en el seno de la misma familia para que los lazos de la carne vayan limando las asperezas y en su lugar nazcan lazos de amor, afecto, simpatía, de hermandad, al mismo tiempo, que, sin ellas saberlo a nivel ce conciencia objetiva, la ley de compensación les pone en condiciones de compensarse mutuamente las eventuales deudas kármicas existentes entre las partes.
Esa es la razón por la cual se observa en el seno de muchas familias que existe entre algunos miembros una mayor afinidad o acercamiento que en otros. En unos se han cultivado los lazos de afinidad o afecto más que en otros, empero, un cierto número de existencias de convivencia en el seno de la misma familia va fortaleciendo los afectos y la armonía.
Por lo cual, si existe alguna persona que pueda causarte desasosiego, es mejor perdonarla y dejarla en libertad –mental y espiritualmente- ya que, alentar en contra de ella pensamientos en desacuerdo con la armonía, es una manera de acercarla –y mantenerla en tu radio de acción-. Esto ocurre hasta que, por la ley del perdón mutuo –o unilateral, en primera instancia- una de las parte se libere y obligue, a la otra, a hacerlo,
simultáneamente o en forma gradual, por cuanto, la más efectiva forma que existe para extinguir un fuego es dejando de echarle más leñas, -carbón, gas u otro combustible-, que en el caso de las personas, son pensamientos o sentimientos carentes de amor, tolerancia y perdón.
La ausencia del perdón constituye una forma de rehusar el pago por la compensación que le es debida, ya que, la ley que le rige, auxiliar de la de justicia, obliga al pago, inexorablemente. Dejar de perdonar implica, muchas veces, tomarse la justicia en las propias manos, lo cual es contrario a la ley cósmica, y, en estos casos, de acreedor, podría pasarse al bando de deudor, si por ese medio se ocasiona un daño mayor al recibido, hasta por la diferencia resultante en la respectiva compensación, al igual que lo contempla cualquier Código Civil.
En la ley cósmica, impera la ley de la igualdad entre las partes y todos son iguales en la ley y ante ella, por lo cual, nadie escapa de su cumplimiento; quien debe, habrá de pagar, hoy, mañana o en el momento oportuno.
Si todos conocieran esta normativa universal, cada quien se cuidaría no sólo de dejar de efectuar perjuicio alguno que tendría que pagar con sus respectivos intereses, sino que se avocaría en hacer el mayor bien posible por cuanto de ello devengaría las respectivas compensaciones.
Otro de los aforismos enunciado por Joaquín Trincado, -ligeramente parafraseado- que constituye un principio sublime de la ley de justicia y sus respectivas auxiliares, ley de compensación e igualdad; expresa: -“Quien provocare la desencarnación de alguien, con sus besos repondrá la vida que debe”-.
Significa que, quien debe una vida, precisa darla o reponerla. Esos actos de enemistad han llevado a algunas personas a la eliminación de sus enemigos, físicamente hablando. En la siguiente existencia habrán de nacer en el sexo femenino y con sus besos repondrán la vida a su cargo. Cuántos incurrirían en tales actos si conociesen la ley cósmica? En esos casos, en vez de liberarse del enemigo, lo que se está haciendo es acercarlo más, por cuanto lo van a tener como hijo o hija, y recibirlo con besos y muestras de afecto en la siguiente existencia Empero, son numerosos los casos en los cuales, algunas madres, una vez dado a luz a su hijo o hija, por la misma percepción espiritual o intuición de que se trata de un antiguo enemigo, le lleva a incumplir su rol. Pero, es peor para ellas, ya que tendrán que limar esas asperezas, transmutando el sentimiento de polaridad negativa en amor y reponer la vida que deben tantas veces como sea necesario, hasta saldar la deuda kármica.
Exonera, el perdón, de la respectiva compensación? Es decir, si una persona perdona a otra, la deuda existente, quedaría sin compensación?
En línea general, toda deuda hay que pagarla. Empero, aún aquellas deudas que una de las partes pueda exonerar de su pago a otra, de forma generosa, prácticamente, nunca quedan sin compensación. La misma persona favorecida, compensará con crece tal acto generoso con algún otro beneficio, como ocurre entre las personas, en la vida normal, que se rinden, recíprocamente, y en forma generosa, pequeños o grandes beneficios. Existe la ley de la reciprocidad y surgirán nuevas interrelaciones que compensar –indirectamente- el acto. La ley de la vida, compensa siempre y a veces de donde menos se espera, por cuanto, las personas tienen acreencias y deudas con diferentes personas, y entre todas ellas, las compensa, liberándolas recíprocamente, a todas aquellas interrelacionadas. Es decir, A debe a B; C y D, deben a A, la ley de compensación compensa la acreencia de B con la deuda de A, con cargo de C y D, quedando todos ellos liberados recíprocamente y simultáneamente. Es decir, C y D pagan a B y se liberan de A, y A, se libera de B. Es una ley fantástica y perfecta, pero mucho más compleja de lo que pudiese parecer a simple vista.
Este tipo de compensación, se presenta en la vida de una persona, como esa ayuda que se recibe, muchas veces, de donde menos se espera, y que resuelve casos a los cuales no se le veía salida alguna; empero, la ley cósmica, desde una perspectiva más amplia y universal, maneja los hilos de la interrelación de manera precisa y proporciona los resultados que mejor convengan a las partes involucradas.
Una acotación adicional: La ley del perdón, realmente, no exonera el pago. La ley de justicia obliga en igualdad de condiciones para las partes. Al perdonar, se deja en libertad de acción a la ley cósmica, para que, por el mecanismo competente, compense entre las partes las acreencias con las deudas y exhorte, coercitivamente, u obligue, coactivamente, según los casos, y oportunamente, al respectivo pago.
Esa compensación se efectúa automáticamente, como si se tratara de una hoja de cálculo electrónica, arrojando el saldo restante, en la suma existencial, como el de una cuenta bancaria.
Por eso, el perdón aporta una liberación propia y ajena y deja en libertad a la ley cósmica para que actúe en consecuencia y oportunamente, en beneficio de las partes involucradas.
Ahora bien, existen situaciones del actual ciclo de vida que precisan el ejercicio del perdón para liberarse, bien sea que tengamos que pedirlo u otorgarlo.
Hay que afrontar con valentía todos esos casos en los cuales sea preciso pedir perdón, visitando a las personas pertinentes y expresarles, con sinceridad, las disculpas por cualquier acción que lo requiera.
Digámosle con franqueza algo así: -“Sr., o sra., fulano o fulana de tal, hay algo que me ha tenido preocupado –o preocupada-, y es que, en aquella oportunidad cometí un error al actuar de tal o cual manera, y me gustaría pedirle disculpas por mi conducta y compensarle, de alguna manera, por el perjuicio que le he ocasionado”.
Generalmente, reconocer las propias faltas genera en la persona hacia quien se efectúa tal acto, una muestra de simpatía, quien suele decir: -“Oh, no es nada, no te preocupes”-. En línea general vuelve a reestablecer la armonía entre las partes o por lo menos la buena voluntad y cesará la recriminación mental que, siempre constituye un elemento poco favorable, al margen de que, en muchos casos, la persona descontenta suele dañar la reputación de la persona que ha cometido la falta al expresar comentarios pocos favorables.
En aquellos casos en que, por cualquier circunstancias sea imposible pedir el perdón por vía personal, se recomienda hacerlo mentalmente. Tiene efectos positivos, también.
De igual manera, en forma presencial o mentalmente, es preciso que otorgues el perdón a todas aquellas personas que lo requieran, como una forma de auto-liberación, con lo cual, dejas en libertad, como fue dicho, a la ley de compensación, para efectuar el balance respectivo. Tiene efectos positivos, por cuanto se interrumpe una actitud mental negativo por otra positiva y es como prender la luz, con lo cual se ilumina el propio estado de conciencia y las nuevas imágenes positivas atraen elementos análogos a partir de entonces.
Hay acreencias y deudas que corresponden a ciclos de vidas anteriores que constituyen los aspectos denominados como karma, positivo, cuando se trata de acreencias; negativo cuando se trata de deudas. Las interrelaciones entre las personas que presentan esas relaciones de acreencias-deudas kármicas, genera unos estados de inquietud espiritual, estados depresivos en general y en diversa intensidad, que, la mayoría de las veces, corresponden a causas originadas en vidas anteriores y que, en el estado de conciencia objetivo actual, es imposible conocer a quien o a quienes pedir perdón o perdonar; por supuesto, el propio plan de vida, en el presente ciclo existencial, contempla los casos que deben ser compensados como misión de vida y liberarse de dichas deudas, bien sea pagando o cobrando, por cuanto, en ambos casos mientras no se pague o cobre, cada una de las partes se mantiene atada a la otra. Hay que liberarse cuanto antes y al costo pertinente.
Qué hacer en esos casos? Simplemente, pedir perdón, mentalmente, a toda persona que, en cualquier tiempo pasado haya resultado con algún perjuicio de parte nuestra y ofrecer que, de acuerdo a la ley cósmica y en las condiciones que ella condicione y en la medida de las propias fuerzas y recursos, se le pagará, a todo ser a quien se le deba, lo que sea y en la magnitud respectiva, oportunamente, se le pagará todo lo que se le deba, de acuerdo al orden y prioridad, respectivamente.
Ese perdón y ofrecimiento de pago, proporciona una liberación inmediata y deja en libertad a la ley cósmica de compensar, reciproca y oportunamente, las respectivas acreencias y deudas y pagar la diferencia, quien la deba, en armonía con todos.
Se debe ofrecer, mentalmente, el perdón a todo ser que lo precise, sin limitación alguna y ofrecer la disposición de recibir el respectivo pago –y/o compensación-, de acuerdo a la ley cósmica y en armonía con todos.
Ese tipo de actitud, la de solicitar el perdón y la de otorgarlo, más la de ofrecer pagar y aceptar el pago, y la de colocarse en el ámbito de la ley cósmica, facilita que las fuerzas protectoras del universo cooperen para restablecer la armonía entre las partes.
Empero, hay pruebas que, habiendo elegido la persona para experimentar las mismas situaciones que hizo pasar a otra u otras, seguirán su libre curso; pero, muchas veces, ocurre que, quien resultó afectado o afectada, se presta a cooperar para ayudar al deudor a superarla con éxito, naciendo, con tal acción, una verdadera relación afectiva, restauradora del orden y la armonía entre las partes involucradas.
La ley cósmica respeta el libre albedrío, empero, las partes están sometidas al efecto de la ley que se cumple o deja de cumplir, asumiendo las respectivas consecuencias o disfrutando de los beneficios equivalente.
El ejercicio del perdón es esencial para liberarse y dejar a la ley cósmica en libertad para que lleve a cabo las respectivas compensaciones entre las partes, en forma equitativa y justa.
Es importante destacar una de las mayores ventajas del perdón: Consiste en la liberación de resentimientos, justificados o no, que conllevarían a mantener, en la mente, imágenes análogas que fungen de imán que ejercen fuerza de atracción de situaciones semejantes, –Por la ley que expresa: lo semejante atrae a lo semejante y repele lo contrario-. Esto equivale a decir, que, de no liberarse de la carga emotiva que representan dichos resentimientos, serán un serio obstáculo a la armonía interior, en detrimento de la propia salud física, mental y emocional, y de la energía vital. Pero, lo más importante, es que, sin realizar el acto del perdón, esas imágenes generadas por los resentimientos, seguirían creando situaciones semejantes que mantienen, a la persona, dentro de un círculo del cual es deseable salir.
Por lo cual, buscando la auto-liberación y el propio bienestar, es muy ventajoso perdonar bajo todos los puntos de vista posibles. Esto contribuye a crear un escudo protector muy poderoso y se podrá conservar la serenidad, la calma imperturbable y la impasibilidad frente a todas las circunstancias, y sobre todo, reflejar en la cara la alegría de vivir, con lo cual se produce la sintonía con las cosas buenas y positivas de la vida y se atraerán cosas análogas, yendo todo cada día mejor y mejor.
Es preciso perdonar hasta por el sano orgullo de estar por encima de las circunstancias –sean cuales fueren- para conservar el dominio de las situaciones y permanecer en el camino, sin desviaciones ni demoras, que habrá de conducir a la gran meta en sus múltiples e infinitas escalas, en la espiral evolutiva.
El perdón ayuda a mantener la fuerza vital inalterable, el sistema inmunológico cumple sus funciones protectoras de manera perfecta y la salud física, mental y espiritual conservará su perfecto equilibrio y, podrás disfrutar de la felicidad que la vida te tiene reservada en el eterno presente, aquí y ahora.
Perdona y grandes ventajas llegarán pronto a tu vida, comenzando el proceso en el mismo instante de tomar la decisión de otorgar el perdón, o de pedirlo.
Adelante.


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