EJERCITAR LA VOLUNTAD
DE TRABAJO
©Giuseppe Isgró C.
Del libro: Cómo potenciar el autodominio
-“…Combinar la fuerza de voluntad
con una continuidad invariable”.
Aldous Husley
-“Una voluntad enérgica e
invariable se convierte … en un poder tremendo, casi en una fuerza hipnótica”-.
Bryce
-“La voluntad decidida de trabajo
es la que suele vencer y dominar todo obstáculo”.-
Polieno
-“The
will in a state of divine tranquility comprehends the wherein the will is
tranquil that has the faculty of such a comprehension”-.
Jacob Boehme
-Levantarse temprano, tan pronto se
despierta, activa la voluntad, estimula
la lucidez mental y potencia la capacidad de acción efectiva-.
Giuseppe Isgró Cattafi
-Reconozcamos en
nosotros, y en todas las manifestaciones de la vida, en la naturaleza, la
voluntad
del Ser Universal como directriz-.
Giuseppe Isgró C.
La voluntad es la facultad del espíritu que
permite, al ser humano, ejecutar las decisiones que adopta y alcanzar los
resultados apetecidos. Es la capacidad de querer y el poder de determinarse,
conscientemente, tanto para realizar actos que permitan lograr objetivos
previamente definidos como para retroalimentar, positivamente, en sí, las
tendencias contrarias.
Georg Christiph Lichtemberg, expresó, en
uno de sus aforismos: -“Todo acto volitivo individual contiene
germen de la voluntad general, divina”-.
El trabajo, -de cualquier índole-, es la
actividad que, aplicada en cantidad y cualidad suficientes, es capaz de
producir una obra, un bien, servicio o resultado determinado en todos los
niveles, en los tres reinos naturales.
Se requiere visión para precisar la obra
que debe ser realizada; voluntad para empezarla y persistencia tenaz durante su
ejecución hasta concluirla con éxito.
En 1927, el psicólogo B. Zeigarnick observó
que ciertas personas poseen una compulsión suficiente, -fuerza interior- que le
permite terminar una tarea o alcanzar un resultado, devengando gran
satisfacción personal.
El primer acto del ser humano, en cada
etapa de su extensa carrera de logros, es el de elegir. Se requiere hacerlo
sobre la base de la propia realidad objetiva. Es preciso vislumbrar el éxito en
toda situación, por poco fácil que parezca, para asegurar el resultado deseado,
haciendo posible lo aparentemente imposible.
La clave primordial es la visión del
entorno –el inmediato y el universal,- y el auto-conocimiento, en lo que se
refiere a tus aptitudes o fortalezas y las carencias o puntos menos fuertes que
te indican la dirección hacia la cual debes avanzar tanto para ayudar a otros,
con tus servicios, lo cual, por tus aptitudes, tienes inclinaciones
vocacionales que te ubican en un área determinada de actividades, en forma de
elección profesional en la cual asumes tu misión en la vida forjándote metas a
corto, mediano y largo plazo, que constituyen tu medio de autorrealización y le
imprimen profundo y auténtico sentido a tu vida.
El Gran Arquitecto del Universo, dentro del
esquema cósmico, ha instituido la fórmula del trabajo como único medio a través
del cual es factible realizar la
Gran Obra Universal, auto-expresarse, asumiendo una parte de
la tarea colectiva que te permite auto-realizarte de acuerdo a un proceso de
evolución constante en múltiples y alternos ciclos existenciales.
El mandato del Ser Universal, a sus hijos,
-dijo el filósofo Joaquín Trincado,- ha sido, siempre: -“Id hijos míos y
acrecentad la Creación
y cuado seáis sabios volved a mí que siempre os espero”-. La meta es alcanzar
la maestría universal.
El ser humano ha sido dotado de libre
albedrío y de facultades, en estado latente, que debe desarrollar, en grado
suficiente, para la gran tarea cósmica que le compete.
Cada quien tiene el derecho de elegir lo
que quiere hacer, cuando, como, donde y con quien, mientras se mantenga en los
márgenes de las leyes cósmicas.
Tú puedes tomar decisiones acertadas,
establecer objetivos realistas y alcanzables que impliquen un reto; planear
estratégica y tácticamente la mejor manera de alcanzarlos y en cuanto tiempo. Pero
los logros que obtengas dependen de tu voluntad y prestancia para el trabajo,
manteniéndote firme e inalterable en tus propósitos.
Una máxima antigua recuerda que cualquier
camino, por largo que sea, comienza dando el primer paso y que “lo que se
resuelve hacer, hay que realizarlo sin dejar para mañana lo que se puede hacer
hoy”.
Quien da su aporte a los logros de la
humanidad, aún buscando su propio lucro en un trabajo individual, efectivo y
honesto, adquiere el derecho de disfrutar –en el respectivo grado- los
beneficios colectivos.
Elige cada día el trabajo al cual, por
estricto orden de prioridad, centras la propia atención y esfuerzo, realizando
una cosa a la vez, en concordancia con el antiguo principio de “divide y
vencerás”.
Posees la voluntad como poder supremo para
realizar cualesquiera objetivos que te antepongas como metas siempre y cuando
lo ejecutes uno a la vez en su estricto orden prioritario.
Acompaña, cada acción, estableciendo la
curva de resultados, es decir, determina, claramente, en cuanto tiempo es
factible alcanzar los resultados apetecidos en el mejor y en el peor de los
casos, con cuyo conocimiento optimizas adecuadamente la propia energía
creativa.
Más allá de la remuneración que se perciba
por el propio trabajo, se adquiere el derecho de disfrutar de los beneficios de
la colectividad, del aprecio y la preferencia de los demás, por lo cual, aún
sin retribución alguna, si a tales efectos se empeñó, la persona, hace el
trabajo a la perfección, por cuanto en la labor bien hecha está implícito el
pago correspondiente, el verdadero salario cósmico.
Prepárate diariamente. Conoce las
herramientas de tu actividad, su uso y cómo se efectúa el trabajo a la
perfección. Como decía Andrés Bello, -el primer humanista iberoamericano-, -“el
estudio es tarea de todos los días”.
Tú posees más conocimiento del que
utilizas. Usarlo más y mejor es un acto de tu voluntad que es preciso aplicar
con autodisciplina.
Vence, con tu voluntad, la fuerza de
inercia en cada nueva etapa. Ponte en movimiento tan pronto sea oportuno. Hacer
las cosas, casi siempre, es más fácil que dejar de hacerlas.
Desarrolla la costumbre de concluir todo
trabajo una vez empezado. Asumido el compromiso de una tarea, ésta debe ser
terminada con éxito, a cualquier costo.
Fortalecer la voluntad y aplicar su poder
en todas sus variadas formas y variantes, a nivel personal y en la realización
del propio desempeño profesional, conlleva, implícito, uno de los más
importantes beneficios al cumplir, con efectividad y máxima perfección posible,
los objetivos forjados, además del inherente incremento de la autoridad moral y
la capacidad de auto-expresión, cada vez en un mejor nivel.
**
Trabaja, cada día, con dedicación y
constancia, todo lo que puedas; la naturaleza de las cosas y la Inteligencia Infinita
se harán cargo del resto.
-“Querer es poder”, -dice la sabiduría
popular: -“más hace el que quiere que el que puede”. Por eso, quien cuando
puede, oportunamente deja de querer, cuando quiere, con paciencia debe esperar,
de nuevo, la ocasión de poder.
Repetirte que el trabajo es fácil, que
puedes hacerlo y que lo haces bien, actuando al mismo tiempo, con empeño y
plena capacidad, como si fuese de mayor envergadura, calibrando, objetivamente,
su importancia, es buena táctica para canalizar con efectividad la voluntad de
realización.
Sugestiónate, frente al espejo, mirándote
en el entrecejo, diez o veinte veces, que realiza a la perfección el objetivo y
verás como se acrecienta el poder de tu voluntad.
Haz las afirmaciones suavemente, sin gran
esfuerzo, relajadamente. Al contemplarte en el espejo, en el entrecejo y
efectuar las autosugestiones correspondientes al logro anhelado, vas
adormeciendo el sentido de la vista y relajando, al mismo tiempo los demás
sentidos objetivos, activándose al mismo tiempo los sentidos psíquicos y
espirituales y tu mente psiconsciente, quien, al recibir la orden que le estás
impartiendo mediante la autosugestión comienza en forma inmediata a cumplir la
realización respectiva.
Es preciso repetir el proceso por lo menos
durante diez hasta que tú te convenzas de que puedas hacerlo y que lo harás.
El poder realizador reside en la mente
psiconsciente quien ejecuta creativamente la orden impartida objetivamente
mediante la autosugestión. Posteriormente, es preciso dejarla encargada del
desempeño sin interferencia alguna, actuando como si….el logro estuviese ya
alcanzado, inclusive, dando gracias a la vida –o a quien tú quieras- porque ya
todo está resuelto o realizado. El poder de la gratitud tiene un profundo
efecto programador de la mente psiconsciente y permite que el poder de la
voluntad actúe con naturalidad y con la mayor eficacia posible, por cuanto, la
mente psiconsciente, tiene un piloto automático que se encarga de aplicar la
voluntad suficiente hasta realizar el cómputo programado, a semejanza del mismo
dispositivo con que están dotados los aviones u otros tipo de ordenadores
–computadores- con la particularidad de que la mente humana es el mayor
ordenador que existe en el universo en perfecta conexión con la Inteligencia Infinita.
El siguiente acto de la voluntad es encontrar
la mejor manera de alcanzar los resultados en el tiempo previsto.
El mecanismo intuitivo y el psico-cinético
de la mente psiconsciente, si se presta la debida cooperación, efectuando las
visualizaciones acordes a los objetivos que se anhela realizar –manteniendo en
la mente la imagen clara del resultado prioritario a la vez- facilitan la
culminación exitosa del logro.
La perseverancia es el factor determinante
de la voluntad para concluir toda realización con éxito. El secreto supremo
consiste en negarse a abandonar cuando
la tarea se pone poco fácil. Es preciso seguir adelante con confianza, con la
creencia y la sunción del logro como si ya hubiese sido logrado; adoptando,
además, la correspondiente actitud de desapego al respecto y conservando
absoluto silencio sobre el logro que se anhela alcanzar para evitar la
generación de fuerzas antagónicas aún de las personas más allegadas, salvo de
las directamente involucradas con quienes se precisará efectuar las respectivas
retroalimentaciones, cuando corresponda.
La fe –conocimiento del modus operandi y ley natural implícita,
en cada caso, permiten creer en los resultados posibles y alcanzarlos. Esta fe
es de la misma índole de aquella que permite mantener la confianza de que a la
mañana siguiente volverá a salir el sol a la hora acostumbrada; empero,
mientras tanto es preciso esperar sosegadamente, por cuanto el tiempo necesario
debe transcurrir inevitablemente. Por eso se hace necesario practicar la espera
sosegada y paciente hasta la hora oportuna en la cual la voluntad realiza el
acto victorioso y con todo su poder intacto.
La esperanza crea y mantiene la expectativa
favorable y se recibe lo mismo que se espera.
El amor, fuerza suprema del universo,
permite obtener la perfección en la obra realizada. La diferencia que
manifiesta el genio es un mayor grado de amor y dedicación creativa.
La motivación es la fuerza poderosa que
cada necesidad genera en grado suficiente y equivalente que abre todo camino
para resolver cualquier situación, oportunamente. El ser humano está dotado de
un poder potencialmente infinito que
se expresa como motivación y ésta es generada por la necesidad en cualquiera de
sus variantes en la escala jerárquica. Es preciso recordar que sin necesidad no
existe manifestación alguna de poder y que toda necesidad genera el poder
equivalente que mueve a la voluntad a satisfacerla.
El deseo ardiente es una variante de la
necesidad sublimada a un elevado grado de aspiración donde el resultado
apetecido no es uno cualquiera sino un anhelo específico que permite desear la
realización de un objetivo específico, como, por ejemplo, un coche o una casa
determinada que satisfaga el propio nivel de exigencia. El deseo ardiente
activa el motor de la voluntad en el grado suficiente que permite alcanzar el
logro apetecido.
El entusiasmo potencia la voluntad en grado
superlativo, volviendo a cada persona incansable y le lleva a recorrer el
camino por muy largo o complejo que sea hasta alcanzar la respectiva meta, en
cada etapa. Es el fuego divino que nace de la convicción de las bondades del
propio proyecto o propósito. Las claves esenciales para su desarrollo efectivo
consiste en:
1)
Mantener una
curiosidad insaciable que facilita una búsqueda constante de la perfección, de
la innovación y de la creatividad.
2)
Despertar el
interés que permite concentrar la propia atención en los elementos útiles al
desarrollo de la propia obra.
3)
Desarrollar el
conocimiento profundo de todos los elementos relativos al propio trabajo o
realización de los objetivos personales, o empresariales, que transforman a la
persona en una autoridad en la materia.
4)
La adquisición del
conocimiento profundo sobre una determinada materia otorga la convicción de cual
es el objetivo correcto y la mejor manera de realizarlo. Esta convicción se
transmuta en ese entusiasmo que es el rasgo distintivo del genio capaz de
sublimizar cualquier obra a la máxima excelencia y perfección.
La voluntad firme y decidida vence todos
los obstáculos, de la misma manera que el agua, en un canal, al interponérsele
un dique que interfiera en su curso, ella va acumulándose en ese lugar hasta
sobrepasarlo y continuar, corriendo, libremente.
Por medio de la voluntad, suprema fuerza
del universo, debe disciplinarse la imaginación y representarse en posesión del
logro apetecido en su etapa culminante en forma satisfactoria.
La imaginación es la visión del espíritu,
la cual explora todas las variantes posibles para alcanzar la realización del objetivo.
Se piensa en imágenes y éstas tienen como facultad la de atraer los elementos
coadyuvantes y repeler los contrarios a la obra por realizar.
La imaginación abre caminos donde se
requieren, como cauces que la voluntad, libremente, sigue. Se representan,
mediante la imaginación, escenas de situaciones ideales que se desean crear,
cuando es la primera vez que se efectúa; empero, cuando los resultados son
previamente conocidos, a este tipo de representación ideal se le denomina
visualización.
Imaginar escenas ideales de logros o
visualizarlas en sus etapas culminantes en forma satisfactorias constituye uno
de los mecanismos más efectivos para canalizar la voluntad y llevar a cabo la
realización de cualquier proyecto en cualquier magnitud o nivel.
La obra perfecta es el fruto de un trabajo
asiduo y bien hecho. Goethe dedicó toda su vida para escribir Fausto, obra que
concluyó a los ochenta años.
Alessandro Manzoni, perfeccionó durante
muchos años su clásico Los Novios.
Virgilio, tardó nueve años en escribir su
breve poema Las Bucólicas, pero ha perdurado hasta ahora.
Homero, -una de las mentes más profundas y
sabias que han existido en el Planeta Tierra- cuyo verdadero nombre es
Demodoco, con sus obras fundamentales La Iliada y La Odisea alcanzó, en las mismas, tal magnitud de
perfección y amplitud de conocimientos que han sido compañeras constantes de
los más importantes pensadores y de las mentes más brillantes desde el mismo siglo
XII –a.n.e.-, en que viviera el sublime aeda inspirado. Dion de Prusa, estimaba
que Homero era el verdadero maestro de Sócrates y decir de Sócrates implica
también de Platón, -otra de las mentes más portentosas de todos los tiempos-,
mientras que Alejandro Magno le consideraba maestro de líderes. Pero, además,
Homero fue el inspirador de incontables generaciones de jóvenes griegos que
emulando las virtudes heroicas descritas por él gestaron la edad de oro en los
siglos V y IV antes de nuestra era. Goethe, quien estaba visiblemente
impresionado por las obras de Homero, se consolaba pensando que representaban
la labor de varios autores, por cuanto se resistía a pensar que un solo hombre
pudiera plasmar esas prodigiosas joyas literarias, de tan profunda sabiduría.
La vigencia del mensaje que contienen esas dos inmortales obras les constituyen
en objeto de necesario y continuado estudio en relación a los valores
universales, a la descripción de los caracteres que conforman la personalidad
humana y el profundo conocimiento del mundo espiritual y su interrelación con
la dimensión física de la vida.
Dostoiesky, solía decir: -“La verdadera felicidad consiste en un
excesivo trabajo realizado con amor”. Luego agregaba: -“No pongas en duda que, si una poesía de Puchkin, sutil y elegante,
aunque sea de escasos versos, parece escrita a vuela pluma, se debe,
precisamente, a que él se ha pasado mucho tiempo corrigiéndola y puliéndola.
Nada escrito sin la debida reflexión tiene densidad”-. Él tardó nueve años
en terminar el libro “Humillados y Ofendidos”, el cual volvió a escribir, igual
que la mayoría de sus obras, muchas veces, hasta quedar satisfecho.
Si se analiza la obra cervantina en su
conjunto: el Quijote, las Novelas Ejemplares y los Entremeses, entre otras, se
percata, enseguida, cada quien, de la inmensa voluntad creadora y realizadora de
su autor. Cervantes se fue preparando a lo largo de toda su vida para la
creación de su magna obra, la cual constituye una fuente perdurable para el cultivo del
espíritu. El profundo conocimiento de los valores universales que dichas obras
contienen refleja la vida en su totalidad, imbuyéndose el lector del optimismo
universal que Cervantes logró plasmar en sus páginas inmortales. Es el fruto de
la voluntad poderosa e inflexible que tenazmente forja el eterno ideal en la
realización de las obras acordes a las inquietudes de los tiempos, y para todos
los tiempos.
Contemplar el monumento literario de
Tolstoy, solo en una de sus voluminosas, y extraordinarias obras, La Guerra y la
Paz , -la cual concluye con sus profundas concepciones
históricas,- y pensar cuanto trabajo en concebirla y perfeccionarla, le
costaría, genera admiración y estímulo.
Cuánto amor, pasión, trabajo, maestría y
dedicación! Pero, son obras que perduran por la inmensa voluntad de trabajo que
permitió auto-expresarse a sus autores más allá de los límites de una sola
existencia humana.
El aprecio humano es la compensación que
oportunamente llega; pero la tranquilidad interior, del deber cumplido, de la
obra bien hecha, vale por todos los tesoros del mundo.
La auto-estima se potencia con cada logro
alcanzado y estimula a forjarse más y mejores metas.
La autorrealización deja una sensación de
bienestar que permite persistir en el camino de las grandes obras, donde el
trabajo da sentido a la vida, siempre. –“Cada
cosa es lo que por su naturaleza quiere ser”-, decía Arthur Schopenhauer.
En cada época, según el espíritu de los
tiempos, el trabajo que es preciso realizar se canaliza a través de las
voluntades mejores dispuestas, preparadas y prontas para la acción. Cuando
llega el momento de actuar, la visión cósmica de la tarea y el estimulo
motivador expresados en un impulso que pone en movimiento a la persona, más la
fe en los resultados, son condiciones que caracterizan, cada día, la actividad
que el propio afán lleva a cabo en concordancia con los planes cósmicos,
gradual y certeramente.
Todo trabajo tiene por base la voluntad.
Quiere y cree en lo que haces!
La necesidad, generadora de una fuerza
motivadora equivalente, activa la voluntad de la acción suficiente hasta lograr
satisfacerla plenamente, en cualquiera de sus variantes en la escala jerárquica
necesidades que, genialmente, sintetizara Abraham Maslow.
El deseo ardiente es otro de los
activadores de la voluntad, dinamizándola en grado suficiente para rendirla
capaz de imantar resultados de gran envergadura.
El deber, el compromiso, el patriotismo, el
amor, la generosidad, la solidaridad, la justicia, la benevolencia, la amistad,
la vocación de servicio, el anhelo de saber y tantos otros valores universales
que se expresan como práctica de todas las virtudes, cada una en su respectivo
rango, activa la voluntad del logro en la realización de todo objetivo
prefijado.
Llega el momento en que, asumiendo el
compromiso del logro en sus múltiples variantes, negándose a abandonar y
persistiendo firme en el propósito de alcanzar la meta, la voluntad se activa generando
una fuerza magnética de atracción que imanta los resultados apetecidos en el
más breve tiempo posible, trasformando a la persona, simplemente, en invencible.
José Ingenieros, prudentemente, expresó: -“Después de pronunciar el sí! –claro,
recto, como un rayo de luz- la voluntad debe ser inflexible”-.
LEVANTARSE TEMPRANO ACTIVA LA VOLUNTAD
En temprana edad, descubrí que en la
mañana, tan pronto despertaba, si me levantaba enseguida se activaba mi
voluntad de acción y conservaba la lucidez mental en un grado sorprendentemente
mayor que si permanecía más tiempo en la cama o volvía a dormirme.
El secreto consiste en que, en la mañana,
tan pronto cada quien se despierte, alrededor de las 5:30 A.M., dejar de dar
media vuelta, continuando durmiendo o en estado semi-dormido, y levantarse
enseguida. El espíritu trae la lucidez que obtuvo en su proyección espiritual
durante el sueño, lo cual le permitió expandir su conciencia y amplificar su
capacidad perceptiva. A su regreso al cuerpo, si se salta de la cama tan pronto
se despierta, se conserva esa claridad en las ideas, activándose la voluntad,
ipso facto.
Generalmente, al levantarse temprano, se
conserva la lucidez y se fortalece la voluntad; el día rinde más y las cosas
salen mucho mejor. Por eso los proverbios populares suelen expresar: -“Quien
madruga Dios le ayuda”; y, -“Quien madruga, coge agua clara”.
Cuando se quiere resolver situaciones o
alcanzar importantes metas, ensaya, lector o lectora, levantarte temprano y
ponte en acción lo más pronto posible, con lo cual, verás, como en el curso de
unos pocos días comienzas a controlar cualesquiera situaciones que lo ameriten.
Esa hora –o dos- que sigue al levantarse
temprano, constituye uno de los períodos más creativos de la jornada, tanto
para meditar o planificar como para cualquier otro propósito.
Adelante.-
Afirma, en la noche, antes de dormir, o en
la mañana, al levantarte:
(Puedes hacerlo, si lo deseas, mirándote en el entrecejo, frente a un
espejo: )
I. Estoy al mando de
mi voluntad. (Tres veces).
II. Ahora estoy ya al
mando de mi voluntad. (Tres veces).
III. Permanezco al
mando de mi voluntad, ahora y siempre. (Diez veces).
· Tengo pleno
dominio sobre mi voluntad y controlo bien todas mis facultades físicas,
mentales y espirituales, en los niveles objetivos y subjetivos.
· Cada día me
enriquezco más y mejor, en todos los
aspectos de mi vida.
· Desarrollo una
profunda visión y comprensión de las leyes universales. Poseo plena consciencia
de los valores éticos que rigen la vida.
· Tengo voluntad en
grado suficiente para realizar con éxito todos mis objetivos y resolver toda
situación que me compete, oportunamente, cada día más y mejor.
· Mi voluntad se
fortalece en el nivel óptimo requerido por cada tarea y situación.
· Tan pronto tenga
claro, en mi mente, el resultado que debo alcanzar, en el día de hoy, y, a
corto, mediano y largo plazo, activo, instantáneamente, mi voluntad, pongo
manos a la obra diligentemente, persisto con tenacidad, fe, valor, y alcanzo,
oportunamente, los logros requeridos.
· Puedo, quiero y
realizo todo lo que debo hacer. Cada día, en todas formas, me domino más y
mejor.
· El mecanismo de
Provisión de la vida, me provee de lo que requiero, en grado suficiente, y a
tiempo, para todo objetivo que asumo y decido realizar.
· Tengo confianza
plena, paciencia y voluntad constante de seguir adelante y alcanzar la meta
siguiente: _________________________________________(Descríbela), antes de:
día:______; mes:______; año:_____; hora:_____. Las ideas que requiero vienen
oportunamente a mi mente y tan pronto tenga consciencia de ella genero el poder
suficiente, con confianza y efectividad, para realizarlas con éxito. Así es,
así será. Hecho está.
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